Hace ya tiempo que Netflix se colocó entre las grandes proveedoras de contenido audiovisual. Su bajo precio y comodidad de uso la han convertido en la opción favorita de los usuarios de nuevas tecnologías. Sin embargo, su papel como productora aún no estaba a la altura de su éxito comercial. No tenía el mismo prestigio ni consideración que otras de sus compañeras.
“The Crown” ha sido la gran apuesta de esta compañía para conseguir situarse entre las grandes. De hecho, ha sido la serie más cara realizada hasta el momento. Se trata de una superproducción que nos cuenta la historia de la Reina Isabel II. Así como todas las relaciones e intrigas políticas y palaciegas de esa turbulenta época.
La enorme calidad de esta producción se hace notar desde el primer momento. Grandes actuaciones, vestuarios y decorados tremendamente realistas, fotografía cautivadora. En resumen, unos apartados estéticos y técnicos cuidados al más mínimo detalle, con los que lograr que la serie resulte tan majestuosa como la historia original.
El guion va mezclando distintas tramas y subtramas. Al más puro estilo de otras grandes series inglesas de época. Poco a poco logra dibujar a los personajes con maestría. Mostrando distintos aspectos de su personalidad, pero dejando en manos del espectador el juicio final sobre el verdadero carácter de cada uno de ellos.
No hay que olvidar que se trata de una obra histórica y, por tanto, lo que ocurre ya es sabido por todos. La dificultad de generar interés en el espectador es mucho mayor en este tipo de producciones. Sin embargo, logran salvar el papel mediante la riqueza de los detalles y personajes, que enganchan al espectador pese a que pueda conocer ya la historia en mayor o menor medida.
En definitiva, la gran apuesta de Netflix ha sido un éxito rotundo. Con una buena acogida tanto entre el público como entre la crítica. “The Crown” es una serie que, ante todo, está muy bien realizada. Es por esto que su gran acabado enganchará, sin duda, a cualquier espectador interesado en verla.
