El cine es un medio capaz de transmitir una enorme variedad de emociones. A veces, estas emociones se deben a la propia historia que se está narrando. Otras, en cambio, la película logra añadir valor a la historia, consiguiendo que ésta transmita aún más de lo que haría por sí misma.
Este es el caso de «Después de la tormenta» que nos narra la historia de Ryota, un escritor divorciado, padre de un hijo, y que malvive trabajando de investigador privado mientras busca inspiración para su próximo libro. Tras la muerte de su padre, Ryota se esforzará en mejorar la relación con su hijo, para evitar cometer los mismos errores que su padre cometió con él.

Hirokazu Kore-eda dirige con maestría este sencillo drama cotidiano. Utilizando la cámara de forma natural, para dar un mayor realismo a los hechos que nos presenta. El director logra que nos sumerjamos más aún en una historia que ya de por sí resulta tremendamente familiar.
Sin embargo, no hay que confundir sencillez con simpleza. Se trata de una película cargada de mensajes y emociones. Y es ahí donde la cinta destaca, logrando extraer tanto de una historia que, a priori, resulta tan cotidiana. Sin necesidad de recurrir a excesos, ni a grandes dramas. Tan solo a un pequeño gesto de un padre con su hijo, o de una abuela con su nieto.

Cabe destacar la brillante interpretación de Kirin Kiki, en el papel de la simpática abuela. Tan capaz de hacernos reír con sus extravagantes comentarios, como de enternecernos con su forma de ser. Resultara imposible salir de la sala sin sentir un profundo cariño hacia ella.
«Después de la tormenta» consigue reflexionar sobre las relaciones familiares sin tener que caer en profundos dramas. Demostrando que una película puede resultar conmovedora pese a tener una temática sencilla y cercana.