“Zootrópolis ofrece más de lo que Disney sabe hacer, y lo adereza con algunos detalles nuevos para que el producto final resulte más profundo, sin perder una pizca de diversión.»
Hace ya unos años desde que Disney compró Pixar. La joven compañía, con su novedoso estilo de hacer películas de animación, suponía una amenaza para el reinado de Disney. Por lo que decidieron no correr riesgos y comprarla. Sin embargo, además de obtener el estudio, también han adquirido parte del carácter por el que Pixar se ha hecho conocida. Haciendo que las nuevas producciones contenten tanto a público infantil como adulto.
Es el caso de «Zootrópolis». La historia de una ciudad en la que animales de todas las especies y hábitats conviven. Allí llegará Judy Hopps, una pequeña conejita dispuesta a convertirse en la mejor agente de policía del cuerpo. Sin embargo, en seguida verá que ser un conejo en lugar de un animal más fuerte hará que no la tomen en serio. Lo que la llevará a involucrarse en un misterioso caso con el que tratar de ganarse buena reputación.
Nos encontramos con una película que, como suele ser común en Disney, posee un universo muy rico y original. La idea de la metrópolis animal, los distintos barrios representando cada hábitat, así como el día a día en la ciudad, están cargados de detalles divertidos y originales. Con buenos toques de humor y grandes caracterizaciones.
Lo que hace a “Zootrópolis” distinta de otras películas donde los animales son humanizados, es lo profundo de su historia. Bajo la simpática trama de la ciudad, nos encontramos una reflexión sobre los problemas de la convivencia. En la que la marginalidad, el rechazo al diferente y los prejuicios, se presentan como las grandes lacras de la comunidad.
La película no deja de ser una historia para niños. Pero, sin duda, el público adulto podrá encontrar muchos paralelismos entre la sociedad animal que nos presentan y nuestra propia sociedad. Obviamente no se trata de un análisis profundo ni una reflexión concienzuda. Pero supone una agradable sorpresa en lo que esperábamos que fuese una simple producción como tantas otras.
“Zootrópolis” nos ofrece más de lo que Disney sabe hacer tan bien, y lo adereza con algunos detalles nuevos. Haciendo que el producto final resulte más profundo, sin perder una pizca de diversión o inocencia. Una prueba más de que la compañía ha conseguido evolucionar para adaptarse a los nuevos tiempos en el mundo de la animación.
