Crímenes, venganzas, traiciones y un vecindario que no es tan modélico como parecía.
Los hermanos Coen firman el guion de Suburbicon , a su vez dirigido por uno los actores más recurrentes en sus películas. Hablamos nada más y nada menos que de George Clooney, que se adentra en los años 50 para traernos una producción donde los colores pastel impregnan cada fotograma.
Una comedia negra de tinte clásico con personajes y situaciones pintorescas, que se desarrolla en un tranquilo barrio de clase media alta, donde tras producirse un robo, todos los vecinos se alterarán tratando de explicar quién ha traído el crimen a su modélico vecindario.

Geoorge Clooney ha querido imitar a los Coen, pero se ha quedado en un quiero y no puedo dando como resultado una película que nace antigua y se convierte en previsible en su intento de sorprender. No ha sabido tratar como se merece a los personajes que han creado los guionistas, siendo poco suspicaz a la hora de retratarlos e incluirlos en medio de la acción.
Además la crítica social, siempre desde un segundo plano como contraste a lo que está sucediendo, parece impostada y reitera una y otra vez en los mismos clichés menospreciando la perspicacia del espectador.

Sin embargo el reparto es de lujo, y es que tenemos a la mismísima Juliane Moore haciendo un doble papel, Mat Damon como el cabeza de familia y a Oscar Isaac en un breve encuentro con el protagonista. Por no olvidar al niño, Noah Jupe, que pudimos verle la semana pasada en Wonder.
A pesar de la previsibilidad y los fallos de la dirección, Suburbicon consigue entretener y hacer del ridículo de algunas escenas su mayor virtud . Crímenes, venganzas, traiciones y un vecindario que no es tan modélico como parecía, un resultado que si bien no llega al nivel que nos tienen acostumbrados los Coen, puede disfrutarse por completo.