Jumanji es puro entretenimiento desenfadado que no duda en parodiarse a sí misma.
Hace 22 años los tambores comenzaron a sonar por primera vez como presagio de peligro y aventura. Una sinfonía proveniente de un juego único que trajo consigo avalanchas, plantas trepadoras, arañas gigantes y cocodrilos recorriendo las calles. Robin Williams fue el primero en lanzar los dados y después de tantos años, parece que The Rock hace el relevo a este clásico infantil.
El nuevo Jumanji nos sitúa en la actualidad, y en vez de un tablero será una consola la puerta a la aventura. Cuatro adolescentes completamente distintos serán absorbidos por Jumanji y trasladados a la selva como si de un videojuego en acción real se tratara. La única forma de regresar a casa será llegar hasta el final superando cada pantalla. Pero la selva es un lugar peligroso, y el mundo audiovisual aún más.

Dwayne Johnson, Jack Black, Karen Gillan y Kevin Hart formaran el grupo de avatares en los que se transformarán los protagonistas. Un extraño grupo formado por el duro y seductor, el gracioso y ridículo, el inteligente y sensible, y como no, la chica. Porque sí, la chica sigue ejerciendo su papel como fémina a la que la ropa le sobra y usa el baile como fortaleza. Recurso que utiliza la propia película a modo de protesta, aunque anecdótica, porque al fin y al cabo estamos ante un entretenimiento sin más pretensiones que le de pasar un rato agradable riéndonos de lo absurdo de las situaciones y viendo cosas explotar.
La película no se trata de un remake y logra diferenciarse lo suficiente de la original para no matar al clásico. Han conseguido crear una historia totalmente ajena a la anterior, con algún que otro guiño, pero marcando su propio terreno de juego. Ya no hay casillas, ni fichas ni tablero; ahora hay un universo nuevo, diferentes pantallas y avatares. Aunque lo de la avalancha de animales sigue siendo marca de la casa.

La película acierta no tomándose a ella mismo en serio, dejándose influir por los clichés, pero usándolos en su beneficio. Y creando una historia que engancha y agrada, con unos personajes a los que irremediablemente coges cariño.
Nada podrá volvernos a traer la magia de Robin Williams, la inocencia de Krinsten Dunst, ni los fantásticos, aunque de cuestionables efectos digitales, monos moteros. Pero la nueva Jumanji está dispuesta a que des al play y te adentres en la diversión, disfrutando de cada nivel y dejándote llevar por las reglas del juego.