Uno de los momentos más difíciles para un padre, es darse cuenta de que sus hijos son adultos y capaces de tomar sus propias decisiones. Y cuando el primer novio llega a la familia, se dan de bruces con esa realidad. Hace ya años que Spencer Tracy sufrió ese mismo en «El padre de la novia»(1950). Steve Martin volvió a tener el mismo problema con el remake de la cinta en 1991. Pero los tiempos cambian, y las producciones se actualizan. Así es como llega a nuestras carteleras ¿Tenía que ser él?
Bryan Cranston viaja a conocer al novio de su hija por Navidad, que no es otro que James Franco. Pero la personalidad estrambótica del joven y la sobreprotección del padre llevará a hacer de la vacaciones de Navidad un autentico suplicio para todos.

Ya no se llevan los niños ricos de familia bien. Lo atractivo ahora son los emprendedores tecnológicos que han hecho fortuna con apps para el mvl o webs de éxito . Sillicon Valley es el nuevo Beberly Hills, los geeks son los gigolos del siglo XXI y el sueño americano está más presente que nunca. James Franco representa a esa sociedad; mientras que Bryan Cranston es el estereotipo de empresario familiar a la vieja usanza.
Estamos ante una típica comedia americana; que si por algo se caracteriza, es por el reparto que aparece. Ya sabemos la estrecha relación de James Franco con la comedia de este tipo; quizás la mayor sorpresa haya sido ver en una producción por el estilo a Bryan Cranston. Y sin duda ambos son lo mejor de la película. Pero se dejan llevar en un mar de clichés y situaciones recurrentes, que no sorprende ni destaca. Se abusa de los recursos fáciles llegando a presenta escenas incómodas de ver. Todo en la película es demasiado exagerado.

«¿Tenía que ser él?» es una producción excesivamente larga, que deja minutos innecesarios de «gags» muchas veces vistos. Si te gustan las comedias americanas más típicas, y las referencias actuales de tv, series y tecnología, puede llegar a entretener. En caso contrario, te encontrarás ante una producción prescindible con una o dos escenas memorables.