‘Los últimos Jedi’, el esperado episodio VIII de Star Wars, ha sido el último en unirse a la larga lista de películas causantes de polémicas en internet. Pese a haber gozado de excelentes críticas por parte de la prensa, pocas horas tras su estreno comenzaron a surgir movimientos de quejas en distintas redes sociales y portales de opinión de cine, como respuesta a lo que los fans más acérrimos consideraban un insulto a su saga.
No es la primera vez que un grupo de fans monta en cólera por una nueva entrega, pero si la primera en la que lo hacen con una película que, en general, ha tenido una gran acogida. Con notas altísimas en “Rotten Tomatoes” y “Metacritic”, dos webs que recogen las valoraciones entregadas por los críticos, así como en “CinemaScore”, formada por las opiniones recogidas del público en encuestas al salir de la sala. La pregunta que cabe hacerse es, ¿por qué ha enfadado tanto a los fans y no a la crítica y el público general?
Eso sí, para responder a esa pregunta vamos a utilizar spoilers. Muchos spoilers. Así que si aún no la has visto, correr al cine tú debes.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana
Lo que empezó siendo una frase icónica de la saga se ha convertido en una buena descripción de sus orígenes. Con 40 años a sus espaldas, Star Wars ha vivido lo suficiente para contar en su haber con fans de todas las edades imaginables. No solo se trata de una historia con gran significado para muchos fans, sino que llevan muchos años sintiendo esa pasión. Y claro, cuando te diriges a gente que conoce a Luke desde hace más tiempo que a su cónyuge o sus hijos, resulta difícil mostrar un personaje a la altura de sus expectativas.
Si además, como en el caso de ‘Los últimos jedi’, propones una historia que rompe por completo con el estándar de la saga, tienes que prepararte para que los fans, con George Lucas a la cabeza, comiencen a encender sus antorchas.

Dejar que el pasado muera
Kylo Ren es, probablemente, el personaje que mejor refleje la evolución que ha seguido la saga en esta nueva trilogía. En ‘El despertar de la fuerza’ lo veíamos como un joven atenazado por el miedo a no estar a la altura de su predecesor, Darth Vader. Casi como un espejo que reflejase al propio J.J. Abrams, entregando una secuela más que digna, pero en la que se notaba cierta aversión al riesgo por miedo a no contentar a los fans.
En esta nueva entrega, en cambio, tenemos un Kylo Ren dispuesto a romper con todo su pasado. A acabar con todo el mundo, bueno o malo, y forjar por cuenta propia el destino de la galaxia. Del mismo modo, Rian Johnson no se conformará con llegar a la cima subido a hombros de otras personas, sino que se arriesgará a tratar de convertirse a sí mismo en un gigante.
De esta manera, “que muera el pasado” se convertirá, no solo en el leitmotiv de Kylo, sino de toda la película. La muerte de Snoke y de Luke, dejando a los jóvenes como únicos responsables del porvenir de la fuerza. La quema del árbol Jedi por parte del mismísimo Yoda. Estas y otras muchas simbologías cargadas de fuerza dejaran, más que clara, la idea de su autor.

Una traición a Star Wars
Con todo lo que acabamos de decir no es de extrañar que muchos fans de la saga no se hayan tomado nada bien todos estos cambios. Enfadados por ver a un Luke cargado de dudas, en lugar de aquel joven valiente que confiaba en la fuerza por encima de todo. Indignados por ver a Yoda hablar de las escrituras Jedi como algo aburrido. Y sorprendidos, para mal, al ver que la historia no seguía los pasos que ellos pensaron que seguiría.
Al final, después de todas las críticas que le cayeron a J.J. Abrams por hacer “más de lo mismo” en el episodio VII, parece ser que eso era justo lo que querían muchos fans de la saga. Las nuevas entregas no pueden competir con las antiguas, porque no compiten contra películas, sino contra recuerdos. Compiten contra la nostalgia de tiempos pasados; contra el peso de años amando una saga y a unos personajes.
El pasado es una carga demasiado grande para seguir adelante. Kylo Ren lo sabía, por eso se libró de su pasado, para poder seguir avanzando. De igual manera, si queremos disfrutarde nuevas aventuras, ilusionarnos con nuevos personajes o sorprendernos con nuevas ideas, tenemos que dejar a un lado esa nostalgia. Incluso si eso implica tener que quemar todo lo que nos queda de aquel hermoso pasado.

El verdadero espíritu de la saga
Sin embargo, y paradójicamente, estamos ante una de las entregas que mejor ha sabido captar la verdadera esencia de una saga. Algo que el propio George Lucas parece que olvidó al rodar su segunda trilogía, pero Rian Johnson ha sabido rescatar en ‘Los últimos Jedi’. Sin estúpidos midiclorianos ni absurdos consejos o academias. Tan solo una joven, sentada en una roca, sintiendo por primera vez la fuerza.
Porque en el fondo, y por mucho que los queramos, la auténtica esencia de Star Wars no está en Luke, ni en Darth Vader, ni en Yoda. Ni tampoco en unas letras amarillas flotando sobre el espacio. Ni siquiera en los mágicos acordes de la música de John Williams. Todas estas cosas nos emocionan porque nos recuerdan a Star Wars, pero no son Star Wars.
El verdadero espíritu de la saga está recogido en la prodigiosa escena final de ‘los últimos jedi’. Porque Star Wars es eso. Es un niño mirando a las estrellas, mientras sujeta una escoba como si de una espada laser se tratara. Es un adulto que a sus 20, o 40, o 60 años, sigue teniendo a ese niño en su interior. Star Wars es, ante todo, un sueño. Y Rian Johnson nos ha devuelto las ganas de soñar.
