Secciones aligeradas, aforos reducidos, todos con mascarilla y marcando las distancias. Sales del cine y no te encuentras a tres, cuatro, siete conocidos con que comentar lo que acabas de ver, la asistencia se ha reducido drásticamente. La 68 edición del festival de San Sebastián en este 2020 del coronavirus es excepcional por muchos motivos. Sobre todo por el sentido de responsabilidad del festival en dos frentes: la seguridad de los asistentes y el apoyo a una industria cultural abandonada su suerte y la supervivencia de los más fuertes.
En estos tres primeros días hay alegrías (Along the sea y Slow singing auguran una excelente sección New Directors; François Ozon ha presentado en Sección Oficial la que tal vez sea su mejor película) y algunas decepciones (Rifkin’s Festival es un mal anuncio de viajes), pero hay que aplaudir por encima de todo la excelente organización de todo el equipo, desde la dirección a los asistentes de salas, del Festival de San Sebastián. Y ahora, hablemos de cine.
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RIFKIN’S FESTIVAL
La inauguración de la Sección Oficial por la última película de Woody Allen era obligada. Rifkin’s Festival se filmó el año pasado en San Sebastián coincidiendo con la anterior edición del festival. Y va de eso: de festivales de cine. La película en sí es un festival que incluye homenajes-parodias a Ingmar Bergman, Luis Buñuel, Federico Fellini, François Truffaut y Jean-Luc Godard. Aunque, bueno, por encima de todo es una película de Woody Allen, así que en realidad consiste en la voz en off de una persona en psicoanálisis y un affaire sentimental en un matrimonio. Él, el intelectual (Wallace Shawn) que se enamora de una sencilla y bohemia médico donostiarra interpretada por Elena Anaya. Ella (Gina Gershon), que babea por un pretencioso director francés interpretado por Louis Garrel. También es una película de Vittorio Storaro, así que imaginaros un San Sebastián donde nunca llueve y hay luces de atardecer incluso dentro de los cafés. Lo que no hay son nubes, euskera o un sentimiento auténtico, tampoco nada que remita de verdad a la hermosa ciudad o el ambiente del festival.
VERANO DEL 85
Rifkin’s festival no compite en la Sección Oficial, las que sí compiten son Verano del 85 y Druk. La película de Vinterberg aun no la hemos visto, aunque promete ser otra película dedicada a problematizar una espinosa cuestión social (el alcoholismo, su romantización y su función social). Está arrasando. Verano del 85 es, para quien esto escribe, la mejor película de Ozon. Como es habitual en el director francés el guión es excesivo y nunca estás seguro de qué trata: el marco de una metaficción (¿es real lo que vemos o un invento del protagonista?), una intimidad repentina y desestabilizadora, un romance homosexual, una coming of age, una amistad intensísima y fatal en verano a lo El talento de Mr Ripley, un crimen… En realidad Ozon está mezclando los ingredientes habituales de todas sus películas, que reaparecen incluso en guiones adaptados como este, basado en la novela Dance on My Grave, de Aidan Chambers. Pero esta vez le sale más ambigua y turbiamente luminosa que nunca.
NOMADLAND
Entre las Perlas, muchos estábamos esperando las dos joyas de la reciente edición del festival de Venecia. Nomadland, León de oro en Venecia, ha confirmado el talento de la directora de The Rider. Pero esta película, que cuenta a cambio con la carismática Frances McDormand y un mayor presupuesto, no está tan atenta como entonces a las historias que recoge, esta vez las de otros nómadas –interpretados por ellos mismos- que viven en la carretera. Lo que prima es el drama indie de una mujer que no supera el duelo por su difunto esposa, la fotografía de los bellos e inmensos paisajes americanos y el piano azucarado de Ludovico Einaudi.
LA MUJER DEL ESPÍA
Por su parte, La mujer del espía, premio allí al mejor director para Kiyoshi Kurosawa, se adentra en uno de los grandes tabúes japoneses. Y esta vez no hablamos de mostrar los sentimientos. La nueva película de Kurosawa trata de frente el apenas reconocido Holocausto asiático, cometido por el Imperio japonés durante la II Guerra Mundial. Es un film excelente. Entre el estilo clásico que pide un film de época, la intriga a fuego lento del género de espías y los giros de guión de una telenovela. Pocas veces una película de corte tan clásico es en lo subterronáneo tan moderna y desconcertante.
Y aún queda mucho festival por delante.
– CRÓNICA DE ALBERTO HERNANDO –