Wonder es una de esas películas que se crean para educar, haciendo de su mensaje una lección de vida que todos deberíamos aplicar a nuestro día a día.
Vivimos en una sociedad que aparta al diferente. El miedo, el desconocimiento o la falta de empatía generan un rechazo injustificado que en la mayoría de ocasiones es falta de educación. Tendemos a encerrarnos en nuestra burbuja y nos negamos a ver que en realidad lo que conocemos es un pequeño reflejo de lo que existe. Y dentro de nuestra cómoda burbuja juzgamos lo ajeno, sin tratar de entender por qué es en verdad así, o qué se esconde tras una serie de prejuicios que nos negamos a abandonar. Por eso el colegio debería ser una fuente de multiculturalidad y aprendizaje, donde cada uno de nosotros aporte algo nuevo para que el grupo crezca sano, fuerte y capaz de aceptar las diferencias.
Auggie ( Jacob Tremblay) nació con una malformación en la cara que ha supuesto que su infancia pase entre una cirugías de reconstrucción a otra. Finalmente, por primera vez con diez años, va a ir a un colegio de verdad repleto de niños, y el miedo al rechazo aflora más que nunca al alejarse de su familia y exponerse al mundo exterior. Pero en el colegio pronto descubrirán todo lo que Auggie tiene para ofrecer y harán de este año, uno de los más especiales para muchos de ellos.

Hacia el infinito y más allá
La película comienza con Auggie, pero sabe dedicar el tiempo suficiente a cada persona que le rodea, para comprender que todos tenemos problemas y ser amables puede alegrar un mal día a aquellos a los que quieres. No por eso quita el gran problema social que supone ser diferente, sino que trata de abarcar mucho más que el punto de vista del niño, entendiendo por qué cada uno actúa como lo hace, y no juzgando sin conocer.
Wonder no es una película cualquiera, ahonda en muchos aspectos necesario para el desarrollo personal. En la importancia de la escuela como fuente de enseñanzas de valores, sobre todo cuando en casa tienes un mal ejemplo que seguir, la importancia de los amigos y la familia y sobre todo la importancia de apoyar y ser amable. Ese niño tendrá que ver como cada día le observaba y murmuran sobre él, pero tendrá personas a su alrededor que le demuestren lo fantástico que es.

Pero esta película no podría haberse hecho sin esos maravillosos niños, todos ideales en su papel. Aunque con Jacob Tremblay se le suma el hecho de actuar con una prótesis. El niño que nos encandiló con The Room se ha convertido en una joya en Hollywood, con un talento innato y un encanto que deja alucinado al espectador. Por otra parte Julia Roberts vuelve a la gran pantalla, y de qué forma tan fantástica, como una madre entregada y orgullosa de su familia.
Wonder es una utopía, pero una maravillosa fuente de lecciones donde vemos la importancia de ser amable y buena persona por encima del dinero, de la inteligencia o el éxito. Y las lágrimas brotan de principio a fin, viendo que lo que ha vivido Auggie no es diferente de lo que muchas personas pasan a nuestro alrededor, y que nosotros tenemos un papel muy importante evitando que los prejuicios impidan ser amable y alegrar a alguien un mal día.