Crítica ‘THE PRODIGY’: Manos frías, corazón caliente

‘The prodigy’ está muy lejos de ser un prodigio del terror


Es imposible olvidar la sonrisa pícara de Damien en ‘La profecía’. Un gesto que lo decía todo en el momento preciso. Una mueca que daba un giro completo a la historia y un escalofrío al espectador. En ‘The Prodigy’ quieren conseguir algo parecido con un niño con menos inocencia de lo que su mirada angelical sugiere y con una doble personalidad que hará que su propia madre se plantee si su amor es tan infinito como creía. Pero solo logra parecerse en concepto, porque el resultado, a diferencia del clásico de terror, es una completa decepción donde ni el pequeño protagonista logra encandilarnos.

Un niño nace el mismo día que un asesino en serie es abatido en la puerta de su casa. Dos hechos que a priori no tienen ninguna conexión pero que sin embargo acabará afectando a la vida de una familia marcada por la actitud extraña de su hijo, de una inteligencia asombrosa pero con una conducta asocial y sombría que cada vez va a más.

Jackson Robert Scott stars in THE PRODIGY
Jackson Robert Scott como Miles en ‘The Prodigy’

‘The prodigy’ está dirigida por alguien con poco talento para contar historias. Un director con escasos recursos que abusa explicando los detalles sin confiar en que el espectador tenga la perspicacia para darse cuenta por el solo, pero que a la vez abandona cualquier lógica argumental apoyándose en la parte sobrenatural, como si por ello tuviera carta blanca para hacer lo que quiera.

La película tiene el argumento y el desarrollo de un a tv movie pero más gore y con más violencia. Un apartado que además es prescindible, pero en el que deciden recrearse para así llamar la atención, como el único recurso diferenciador dentro de un mar de clichés. Incluso obligando al más pequeño al que sea el ejecutor de los momentos más sangrientos. Por otra parte los sustos son previsibles y algunos hasta ridículos. Y sí, hay escenas de tensión, pero el clímax en vez de acabar en grito acaba en risa floja.

crítica the prodigy
Jackson Robert Scott como Miles en ‘The Prodigy’

El niño, Jackson Robert Scott, al que ya conocimos en IT, ya no nos parece tan mono y encantador. Hasta el punto de sobreactuar en la mayoría de las escenas, mostrando únicamente dos expresiones para hacer de ángel o demonio, sin matices, sin incertidumbre y con la baza del gran plano fijo enfocándole los ojos para crear contrastes de personalidad. El resto del reparto no está mucho mejor y aunque la madre (Taylor Schilling) es más creíble, el padre (Peter Mooney) comienza desquiciado desde el principio. Pero no hay que culpar tanto a los actores como a la forma en la que han sido dirigidos, pues ningún elemento dentro de la película se digna a sacar la parte humana, siendo incapaz de conectar realmente a los personajes y hacer que empaticemos con su problema.

‘The Prodigy’ es una mala película de posesiones y una deficiente película de terror. Hay que pasar demasiadas cosas por alto como para tomarla en serio, así que la única forma para que al menos resulte entretenida es dejar de buscarle el sentido e ir con la convicción de que ‘The prodigy’ es de todo menos un prodigio de película.

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