“En su intento de sorprender «El secreto de Marrowbone» se hunde por culpa de un guion que hace aguas.»
Una familia decide irse a vivir a una antigua casa abandona, aislada del mundo, intentando huir de su pasado. Sin embargo, extraños sucesos fuera de lo normal comenzarán a ocurrir a su alrededor. Una sinopsis no demasiado prometedora para ‘El secreto de Marrowbone’, compartida por otro millar de películas del género.
Si bien su comienzo resulta bastante poco original, logra cumplir su propósito. Nos encontramos a la típica familia feliz, con jóvenes adolescentes correteando por la playa mientras ríen y cantan. Pero entonces las cosas comenzarán a torcerse para nuestros protagonistas, y llegarán los mejores momentos de la película, en los que conseguirá generar tensión con bastante éxito.
El verdadero problema llega más adelante, cuando la trama avanza con el firme propósito de apabullar al espectador a base de giros de guion, a cada cual más ridículo que el anterior. En su intento de sorprender ‘El secreto de Marrowbone’ solo consigue estropear lo que estaba siendo una historia correcta.
Descubrimos un guion tramposo y lleno de agujeros, incapaz de aguantar un asalto en cuanto comenzamos a reflexionar sobre lo que estamos viendo. La historia no se sostiene, pese a lo cual sigue sumando giros y más giros, convirtiéndose en una huida hacia delante que repite todos y cada uno de los gastados clichés del género de terror.
Un desvarío que concluye en una gran traca final fuera de toda lógica. Dejamos de intentar buscarle algún tipo de sentido a lo que estamos viendo y nos limitamos a esperar a que todo acabe. Para lo cual tendremos que superar algunas escenas que nos producirán bastante vergüenza ajena. Como Anya Taylor Joy preguntándole “¿qué te pasa?” al señor al que acaban de rajarle el cuello, o el pobre George MacKay regalándonos una de las escenas más ridículas que se han visto, dentro de lo que ellos llaman “la fortaleza”.
‘El secreto de Marrowbone’ podría haber sido una aceptable película de terror si se hubiese limitado a continuar lo que nos mostró en su primer tramo. Pero en su empeño por sorprender y destacar termina fallando estrepitosamente, convirtiéndose en poco más que carnaza para bromas y risas.
