“Inmersión tiene buenos momentos, pero nos deja con la sensación de que se podría haber hecho mucho mejor.»
Inaugurando el festival de San Sebastián tuvimos ‘Inmersión’, una película protagonizada por Alicia Vikander y James McAvoy. Un espía y una bióloga marina que se conocerán justo antes de partir a realizar un trabajo peligroso. Una breve pero intensa relación amorosa que les servirá como apoyo ante la difícil situación que deben afrontar.
Nos encontramos ante dos personas que, pese a amar su trabajo, no pueden evitar sentirse invadidos por el miedo ante la peligrosidad que conlleva. Razón por la cual encontrarán el refugio que necesitan en la otra persona, y se enamorarán de forma tan profunda pese a conocerse desde hace tan poco tiempo.
Después partirán a sus trabajo. Él será capturado por un grupo yihadista, mientras ella se preparará para una peligrosa inmersión a gran profundidad. El miedo se volverá más real que nunca, y el recuerdo de la otra persona se convertirá en el mayor combustible para empujarles a seguir adelante.
Dos historias que se alternarán, ofreciendo multitud de paralelismos entre ambas situaciones. La soledad al verse rodeado de gente que no te comprende., la búsqueda de la luz como escape a una oscuridad en la que ellos mismos se han sumergido, o incluso el agua como elemento clave en sus historias.
Sin embargo, lo que resultan ser muy buenas ideas sobre el papel no terminan de cuajar tan bien en la gran pantalla. La historia de amor no resulta del todo creíble, y el desarrollo de los acontecimientos resulta, en ocasiones, demasiado obvio y previsible. Haciendo que, en conjunto, no tenga tanta fuerza como debería.
‘Inmersión’ no es una película horrible, pero nos deja con la sensación de que podría haber sido mejor. Sus buenos momentos se ven, en ocasiones, demasiado oscurecidos por los malos. Dependerá de cada espectador quedarse con el rayo de luz o sumergirse en la oscuridad.
