El corredor del laberinto: la cura mortal se ha quedado encerrado en su propia pretensiones de hacer algo diferente, y ha cogido una salida que no está clara si es la correcta.
La primera película de ‘El corredor del laberinto’ tenía todas las claves del entretenimiento en su mano. Un escenario diferente, originalidad, acción, misterio, adolescentes en plena pubertad y buena química entre el reparto. La segunda bajó el listón y se convirtió en un puente que conectaba el comienzo y el final pero con pocos detalles claves en la historia. Y finalmente ha llegado la última parte, con el título de ‘La cura mortal’ pretende hacer un cierre perfecto para los más fans de la saga, aunque no sabemos si el resultado convencerá a todos.
En esta ocasión tras el secuestro de Milho y otros tantos niños inmunes por parte de CRUEL, Thomas, Newt y Fripan irán a rescatarlos a la ciudad donde los experimentos humanos se están llevando a cabo. Pero la tarea no será sencilla y precisarán de todo lo que esté en su mano para conseguir entrar en la fortaleza y acabar con el sistema amoral de creación de la cura. En este largo recorrido se encontrarán con viejos aliados y enemigos y una guerra que no ha hecho más que comenzar.

Esta tercera parte ha querido convertirse en un blockbuster con abuso de explosiones y acción que nos recuerdan más a Fast and Furious o Transformers que a la franquicia que tenía a unos chicos metidos en un laberinto a merced de su supervivencia. Con aviones de combate y coches explotando, la enfermedad y el virus quedan en un segundo plano, y la esencia de la saga se pierde entre disparos y acción desmedida.
Los problemas de esta última entrega son principalmente dos. Por una parte su duración, con dos horas y media injustificadas, alargando escenas de forma innecesaria y dotándolas de más dramatismo del que requiere la situación. El segundo directamente hace que la historia no se sostenga. Primero porque no sabe matizar qué te están contando en verdad, o cuál es la esencia de la dualidad moral de los persones; y finalmente porque algunos agujeros de guion, sobre todo en referencia a la cura, hacen que la historia original de ‘El corredor del laberinto’ pierda cualquier sentido.

Sin embargo el casting es fantástico. Todos los protagonistas no solo han sabido adaptarse a su rol a la perfección sino que han crecido y madurado con el papel. Este es el caso de Dylan O’Brien como Thomas, Thomas Brodie-Sangster como Newt o Kaya Scodelario como Teresa.
El corredor del laberinto: la cura mortal sirve como cierre aunque no fascina en su conclusión. No queda muy claro qué quieren contarnos, o si simplemente han decidido dejar a un lado el argumento y la lógica para convertir la trilogía en una saga de acción y explosiones. Lo cual puede tener su público, pero desde luego eso no fue lo que nos prometieron en la primera parte. En definitiva, el corredor del laberinto se ha quedado encerrado en su propia pretensiones de hacer algo diferente, y ha cogido una salida que no está clara si es la correcta.