Con Glass, finalmente Shyamalan ha completado su trilogía de superhéroes que asegura llevar casi veinte años planteando. Hasta qué punto esto es cierto o una estrategia de marketing no estamos seguros, pero lo que sí sabemos es que aunque el resultado ha dividido a la crítica, no lo ha hecho con los fans de de Shyamalan, que parecen encantados con el resultado final y entusiasmados por ver de nuevo a Bruce Willis soltando más de un puñetazo cubierto con el ya mítico chubasquero verde.
Recordemos que la primera parte de esta saga llegó con ‘El protegido‘ en el año 2000. La película nos presentaba a David Dunn (Bruce Willis) como un hombre aparentemente normal pero con unas capacidades fuera de lo ordinario; con una increíble fuerza, una salud de hierro y un sexto sentido para detectar a los malos. A ésta se le sumó hace ya dos años ‘Múltiple’, donde en vez de la creación de un héroe lo que presenciamos fue el nacimiento de un villano. Un hombre con personalidad múltiple que mataba a víctimas inocentes pensando que en verdad estaba dejando el mundo a los que realmente se lo merecían, aquellos que habían sufrido en su vida. Aunque el verdadero villano, y la antítesis de David Dunn, era en verdad Mr. Glass (Samuel L. Jackson), que si bien ya aparecía en ‘El potegido’, es ahora, en la última parte de la saga, cuando la película le honra llevando su nombre por título. Un hombre con una enfermedad por la cual sus huesos se fracturan como si fueran cristal, aficionado a los cómics, y convencido en que en el mundo hay gente excepcional que quiere sacar a la luz, sin importarle sacrificar vidas inocentes para ellos.
HÉROE Y VILLANOS
La película sucede dos semanas después de los acontecimientos de ‘Múltiple’ (Split) y 15 años después de ‘El protegido’. Nos cuenta lo que le ha pasado a cada uno de los protagonistas en este tiempo. Así es como vemos a David Dunn (Bruce Willis) como un vengador enmascarado el servicio de los más débiles, que junto a su hijo se ha dedicado a perseguir y frenar el crimen en las calles. Y que actualmente se encuentra siguiendo los pasos de ‘La Horda’.
Por su parte ‘Kevin/ Patricia / Dennis / Hedwig / La Bestia/ Barry / Heinrich … ha seguido secuestrando jóvenes y matándolas para cumplir su cometido de acabar con aquellos que no han sufrido para que el mundo lo gobiernes los que se han bautizado en dolor. Ha formado una especie de secta con todas sus personalidades hasta el punto de honrar a una de ellas, ‘la bestia’, medio hombre medio animal, y servirle en su propósito.
Y por último está Glass, que parece que finalmente su enfermedad se ha agravado y le he dejado completamente inmóvil. Como si hubiese perdido no solo las funciones cognitivas sino también su propósito vital. Aunque claro, como el propio Shyamalan acostumbra, esto es otro de sus trucos para sorprendernos con un giro que cambiará el curso de las cosas.
‘Glass’ comienza fuerte. Tras una breve presentación nos da lo que queremos: la lucha entre héroe y villano, o lo que es lo mismo, entre ‘El protegido’ y ‘la bestia’. Aunque solo será un pequeño tentempié de lo que está por venir, porque la policía logra detenerlos e ingresarlos en una institución psiquiátrica antes de que la batalla culmine. Así es como los superhéroes se convierten en pacientes y el escenario es el propio psquiátrico.
En la primera parte de la película la Dr. Ellie Staple (Sarah Paulson), que se presenta como médico especializada en tratar a personas que se creen superhéroes, intenta convencerlos de que en verdad no son seres especiales, sino que todo está en su cabeza. Incluso busca una explicación para cada acto heroico y sobrehumano que han hecho en este tiempo, como un racionamiento sacado de la manga que sin embargo no acaba de convencer a nadie.
Pero pronto descubriremos la verdad, y es que la Dr. Ellie Staple pertenece a una organización secreta que se ocupa de frenar a cualquier persona con capacidades sobrehumanas, ya sean los héroes o los villanos de la historia. Tratando de convencerlos de que en verdad no son especiales, sino que esa ilusión sale de sus cabezas. Los detiene evitando que saquen su potencial y así librarse de problemas futuros, negándole al mundo lo excepcional.
Esto le da un mayor sentido al universo de Shyamalan. En primer lugar porque entendemos el hecho de que en un mundo que hay personas como David o Kevin, no se hayan conocido más casos. Y lo segundo, por qué Glass tuvó que llegar hasta un acto tal vil y despreciable como poner la bomba en el tren para encontrar a su héroe y antítesis, no habiendo sido capaz de hallarlo de otra forma.
EL GIRO SHYAMALAN
Como era de esperar en una película de Shyamalan, hay giro de guion. De hecho no solo hay uno, sino toda una colección. El primero llega cuando descubrimos que en verdad Mr. Glass no está tan acabado como parecía y tiene la mente más activa que nunca. Hasta el punto de manipular a su antojo a todos los que están a su alrededor. El segundo es al descubrir que la Dr. Ellie Staple en vez de ser la psiquiatra que trata de ayudar a las personas con un trastorno de heroicidad, es una agente de una organización especial que frena a los superhéroes antes de que incluso ellos mismos descubran lo que son.
Pero el último es el que realmente da un giro no solo a los acontecimientos de la película, sino al propio universo creado por Shyamalan. Es cuando nos damos cuenta que Mr. Glass siempre ha jugado un paso por delante del resto preparando todo para el espectáculo final. Haciendo que se enfrenten finalmente héroe y villano, que saquen todo su potencial, grabarlo en vídeo y difundir esas imágenes por Internet. Incluso sacrificándose para ello.
Mr Glass no ha dudado ni un solo segundo en lo que de verdad son. Y es curiosos, porque justamente su super-poder es el menos visible. Demostrando que su ‘mente’ está muy por encima de la del resto. Además, como buen amante de los cómics, sabe que necesita de los personajes secundarios para hacer justicia. Y conociendo su muerte, les envía a los familiares y amigos el vídeo, con la confianza de que lo difundirán por la red. Sabiendo que pueden ayudar a muchas otras personas y darles la esperanza que no tuvieron ellos.
UNA PELÍCULA DE ORÍGENES
Como el propio Mr. Glass acaba por confirmar, esta no es solo la culminación de una saga, sino una película de orígenes. Los orígenes de esas personas especiales frenadas por un mundo que no cree en ellos, y que ahora viendo las imágenes entenderán que en verdad sí son excepcionales y que no están solos. Una conclusión perfecta que da una propósito mucho mayor a la saga de Shyamalan de lo que parecía hace 19 años, y que sin tener ni la más mínima idea de lo que pasa por la cabeza del cineasta indio, quizás no sea una despedida, sino la carta de presentación de algo mucho más grande.
