Análisis de Tres anuncios en las afueras [Explicación del final con Spoilers]

análisis tres anuncios en las afueras (explicación del final con spoilers)


No hay duda de que “Tres anuncios en las afueras” va a convertirse en una de las películas del año. Desde su ingenioso guion hasta su magnífico reparto, todo en ella funciona a las mil maravillas para convertirla en un auténtico disfrute.  Si aún no la has visto, aquí tienes nuestra crítica libre de spoilers. Léela, corre al cine a verla, y luego vuelve a seguir leyendo esto.

Si ya la has visto, vamos a analizar todos los detalles que hacen que esta no sea una película más, sino una obra especial y con un mensaje que, no solo es cierto, además parece estar más a la orden del día que nunca: El odio no es la solución a nada.

Tres anuncios

Así comienza esta historia, con esos tres carteles que una enojada  Mildred (Frances McDormand) compra para mandar un mensaje al Sherif de la ciudad. Un mensaje en el que le recrimina no haber resuelto todavía el crimen de su hija, la cual fue violada y asesinada, precisamente junto a esos carteles. «Violada mientras moría / Y aún no hay arrestos / Cómo es posible Sherif Willoughby«, tres carteles que sentencian a toda una comisaría.

El sheriff irá entonces a su casa, a tratar de razonar con esa madre consumida por el dolor y acaba contándole su propia lucha, con un cáncer terminal sentenciándole a muerte. A lo que ella responderá que ya lo sabía. Y es aquí donde, por primera vez, nos damos cuentas de que no estamos ante una película cualquiera. No se trata de una perfecta madre coraje luchando por el honor de su hija. Mildred es una mujer consumida por el odio y que, como tal, no se frenará ante nada ni nadie para intentar vengar a su hija. Sin importar si lo que hace es justo, o si lo único que consigue es provocar más dolor.

Poco importa que su hijo le recrimine que le hace sufrir con su lucha. O que el pueblo entero se vuelva en su contra. O incluso que el Sheriff Willoughby le dé una explicación perfectamente racional de por qué su caso no ha podido ser resuelto. Porque la verdadera razón detrás de todo esto no es otra que la culpabilidad de la madre. Un vacío que intentará llenar con odio, para así aliviar el dolor que la pérdida le supone.

Tres anuncios a las afueras de Ebbing Misuri
Mildred (Francis McDormand) junto a los carteles en ‘Tres anuncios en las afueras’
Fight fire with fire

El fuego tiene una gran esencia en la película, ya sea en la escena en la que arden los carteles o cuando Mildred quema la comisaría. Un clara metáfora para hablarnos de como el odio, al igual que el fuego, solo sirve para destruir. Un odio que se extiende hasta llenar por completo a esos personajes, convirtiéndoles en la peor versión de sí mismos.

El único personaje que no alberga odio es, precisamente, el Sherif Willoughby. Vemos a un padre atento, un buen marido, capaz incluso de tratar a Mildred con respeto y pagar por los carteles, pese a que esté intentando de hacerle imposibles sus últimos días.

Y ahí está la clave. El cáncer, y la realidad que supone estar viviendo los últimos días de su vida, le hacen ver las cosas con más perspectiva que el resto de personajes. Darse cuenta de que el odio, como el fuego, solo puede hacerte daño. Y que por mucho dolor que albergues en tu interior, hasta que no apagues ese fuego nunca podrás curarte.

Tres cartas

Tres carteles dieron comienzo a este arrebato de odio, y tres cartas serán la que lo finalicen. Las tres cartas que el Sheriff deja escritas antes de suicidarse. La primera, dirigida a su esposa, dando lugar a una escena tan triste como hermosa; la despedida de un buen hombre que, a la hora de decir adiós, solo encuentra palabras de gratitud por haber podido vivir junto a gente maravillosa.

La segunda, a Mildred, explicándole las circunstancias de su muerte y librándola de culpa. El entiende su dolor y comprende lo que ella está haciendo. Pero, en su despedida, intenta hacerle ver que su hija se ha marchado, y ningún acto de odio conseguirá borrar esa pérdida. Una carta que no acabará de inmediato con esos sentimientos, pero que planta en ella la semilla para que algún día encuentre la paz.

Por último tenemos la carta a Dixon (Sam Rockwell), uno de los personajes más complejos e incomprendidos de la película. En ella el Sheriff, alguien que claramente era como un padre para él, le dice lo que nadie le ha dicho nunca; que él vale para algo, que puede ser una buena persona y un buen policía, que cree en él, pero tiene que dejar de lado el odio que ha marcado su vida.

Con esto no se perdona a su personaje, ni se justifican todos los actos horribles que ha cometido. Del mismo modo que haber perdido a una hija no justifica todas las barbaridades de Mildred. Lo que ocurre es que “Tres anuncios en las afueras” no es una película de superhéroes, en las que los buenos llevan capa y los malos solo saben hacer maldades. Aquí nada es blanco o negro, todo tiene matices. Y hasta el racista más despreciable puede llegar a cambiar.

Tres anuncios a las afueras de Ebbing Misuri
Mildred y el Sherif Willoughby en ‘Tres anuncios en las afueras’
Un final abierto

Como hemos dicho, nada es negro o blanco. Por eso, a la hora de cerrar su película, Martin Mcdonagh sabe que un final completo que acabe con los protagonistas libres de su odio sería irreal y no funcionaría. Por eso  nos deja con ese final abierto, en el que no sabemos si finalmente siguieron adelante con su coche, o si dieron media vuelta y lograron por fin empezar a librarse de ese odio.

Miles de personas se encontraron en esa situación, y seguro que no todas eligieron el camino correcto, por eso este final funciona tan bien. Nada está escrito, no todo es de color de rosa, y tal vez nuestros protagonistas siguieran con su viaje de odio. Pero, de alguna manera, todos nos imaginamos a Mildred y Dixon de vuelta, sin haber cometido ese inútil acto de venganza. Imaginamos a Mildred dejando atrás ese triste capítulo de su vida y centrándose en hacer feliz a su hijo. Y queremos creer que Dixon cambiará, poco a poco, su forma de ver el mundo, y se convertirá en el policía que el Sherif Willoughby siempre supo que podía ser.

Resulta curioso que una película tan ácida, oscura y llena de odio como es “Tres anuncios en las afueras” sea, a la vez, una de las películas menos cínicas y más optimistas que podemos encontrarnos. El mundo puede ser un lugar horrible, pero, en ocasiones, lo único que hace falta es un acto de un buen hombre para cambiar las cosas. Y por eso, tres cartas llenas de bondad siempre llegarán más lejos que tres carteles llenos de odio.

Si os habéis quedado con ganas de más, también podéis escuchar nuestro podcast sobre la película, donde analizamos más en profundidad ‘Tres anuncios en las afueras’:

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La Claqueta Metálica
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