Análisis de ‘JOKER’ con Joaquin Phoenix: Explicación del final con spoilers


Desde que saliese la noticia de que Joker participaría en la nueva edición del Festival de Venecia la polémica estaba servida. Una película de superhéroes compitiendo en uno de los festivales de cine más importantes a nivel mundial donde además el jurado tiene por costumbre premiar películas de autor con menos repercusión y más necesidad de promoción. Pero cuando ganó el León de Oro las expectativas se dispararon y la curiosidad también. ¿Era realmente merecedora de un galardón de tal calibre? Viendo la película podemos asegurar que el entusiasmo generalizado no ha sido en vano. Efectivamente Joker es una gran película y su premio no solo ha marcado un precedente, sino que su reconocimiento está completamente justificado.

Pero tras su estreno la polémica ha sido otra: su mensaje. El público se ha dividido entre los que ven en Joker una peligrosa defensa de la violencia y una llamada a la revolución; y los que entienden que se trata únicamente de una crítica al sistema al que ven como el verdadero villano. Y en ese segundo grupo nos situamos al escribir este análisis.

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LA CRÍTICA AL SISTEMA

Warner envió recientemente un comunicado dejando claro que Joker se trataba de una ficción, como si fuera necesario recalcar la evidencia. Pero, y esto es aún más grave, algunos cines en Estados Unidos también enviaron un aviso a sus espectadores avisándoles de que quedaba prohibido llevar máscaras del personaje a la sala (de pistolas sin embargo no decían nada). El nivel del histeria al que se ha llegado no tiene justificación viendo la película. Joker no es en absoluto un llamamiento a la violencia, sino una advertencia de cómo el sistema puede explotar si no se logran cuidar sus bases.

Por primera vez vemos Gotham desde otra perspectiva. En vez de tener el punto de vista de los que vigilan desde arriba, tan típico en las películas de Batman, esta vez Gotham la vemos desde abajo, desde los que sufren y tratan de sobrevivir en medio de la desesperanza. Un mundo oscuro, frío, sucio y cruel. Y en ese mundo a punto de explotar, un loco puede ser la cerilla que haga que todo arda en cenizas, y ahí es donde el Joker se hace grande y poderoso, en medio del caos.

Joaquin Phoenix en Joker

EL ORIGEN DEL VILLANO

Con Joker sucede algo muy peculiar y que no deberíamos pasar por alto. Por primera vez el origen del villano no llega tras el trauma, sino que Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) se convierte en el Joker cuando a le quitan las ayudas sociales necesarias para superar ese trauma. Si bien nos explican que tuvo una infancia difícil con una madre con serios problemas mentales y un padrastro que abusaba de él, y teniendo en cuenta de que las ayudas sociales son mínimas e insuficientes para el grado de enfermedad mental en el que se encuentra, cuando los recortes le dejan sin ningún tipo de ayuda, su locura llega al máximo hasta convertirle en un peligro tanto para sí mismo como para la seguridad ciudadana.

Lo que nos muestra una vez más que si no cuidamos las bases de nuestra sociedad éstas se sublevarán contra nosotros. Por decirlo de otra forma, si no ayudamos a las personas que lo necesitan, creando esa desestabilización social tan brutal como la que muestra Gotham, no solo se generarán líderes erróneos, sino que todo la gente llena de rabia y dolor se sumarán al caos cansados de esperar una solución que no llega nunca. Lo más curioso es que luego se culpará a la cerilla de haber provocado el fuego, cuando el propio sistema se ha ocupado de echar gasolina en cada rincón.

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LA FAMILIA WAYNE

Aunque Batman no tenga cabida en la película, si que hay hueco para mostrarnos al pequeño Bruce Wyane y sobre todo, a su padre, Thomas Wayne. Siempre habíamos visto al multimillonario como un salvador que no pudo reconstruir la ciudad, un héroe al que no le dieron la oportunidad de solucionar los problemas de Gotham. Pero aquí nos muestra a un político con dinero más preocupado de ganar las elecciones que de cambiar realmente las cosas, y es que cuando se enfrenta a los problemas reales (representado con la escena de Arthur Fleck pidiéndole ayuda en el baño del teatro) le da un puñetazo en la cara.

Además, la película juega una carta que no llega a mostrarnos por completo. No queda muy claro si en verdad Arthur Fleck es hijo de Thomas Wayne o no. Por una parte es cierto que la madre tiene graves problemas mentales y quizás se inventara el tema de la paternidad, pero también es cierto que en esas condiciones, ¿quién le iba a dejar adoptar un niño? Además, como buen multimillonario Thomas no tendría ningún problema en falsificar unos documentos de adopción en la Gotham corrupta.

Aún sin quedar muy claro el tema, la duda nos sirve para comparar a héroe y villano. Hay una escena en la película en la que el Joker se acerca a Bruce Wayne y le pone una sonrisa en la boca haciendo un símil entre ellos, como si ambas caras de la moneda no estuvieran tan separadas como nos han hecho pensar todos estos años. Pero es que además la muerte de los padres de Bruce (con collar de perlas incluído) tiene un nuevo significado en la película. En esta ocasión el asesinato es debido a la ira y el descontrol presente en las calles. Es decir, tanto el Joker como bruce Wayne son víctimas de un sistema que ha colapsado, solo que uno de los dos tendrá la oportunidad de salir adelante.

Joaquin Phoenix en Joker

FINAL DE JOKER

Cada vez son más los que quedan maravillados con Joker y piden el Oscar para Joaquin Phoenix. Su transformación es prodigiosa y ese descenso a su locura nos deja momentos inolvidables y una risa tan dolorosa como apabullante. Y es que la creación del personaje es brillante. Tod Phillips, su director, consigue hacernos cómplice del villano, viéndolo todo desde su propia perspectiva incluso hasta el punto de entenderlo y empatizar con su dolor, pero nunca justificándolo. De hecho, la idea generalizada de que la película puede ser un llamamiento a la violencia no es más que una falta de confianza en la salud mental de los espectadores y a la vez una irónica revisión del trasfondo de su historia: lo que convierte a una persona en violenta no es una película, sino un sistema mal regulado.

Pero vayamos al final, al discurso de Joker en el programa de televisión donde esa cerilla de la que estábamos hablando acaba encendiéndose. Y es que en vez de haberse tomado en serio a un loco, la sociedad le ha dado una pistola, un plató de televisión y una excusa para encender la llama. Y ahí es como en medio de la crispación el loco se hace grande.

La revolución aparece bajo un falso pretexto. Joker mata a tres ricos en un metro y la gente se lanza a las calles a protestar por el sistema. ¿Por qué? Pues porque esa misma gente está cansada de ser ignorada en medio de una sociedad podrida. Por eso el discurso final en el plató de televisión, mucho menos coherente y reivindicativo de lo que parece, en sin embargo la gota que colma el vaso para la revolución. La gente necesita excusas y Joker es la excusa perfecta.

En definitiva, Joker no es un llamamiento a la violencia ni una justificación de las barbaridades de su protagonista, sino que es una advertencia. Una muestra de cómo si no se cuida el sistema acaba explotando. Pero ¿cuándo se se preocupan realmente de la situación de Gotham? ¿Cuándo un niño de clase baja es abusado por su padrastro y cuidado por una madre demente? No, la historia comienza cuando el que pierde a sus padres es un multimillonario. Y ambos niños, víctimas del sistema, tendrán oportunidades diferentes hasta el punto de que uno se convertirá en héroe y el otro en villano.

Para más información no os perdáis nuestro PODCAST dedicado a Joker.

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La Claqueta Metálica
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