Análisis de ‘Blackwood’ [Dawn a Dark Hall] de Rodrigo Cortés: Explicación del final con spoilers

análisis de blackwood [dark and black hall] explicación del final con spoilers


Rodrigo Cortés, junto al resto de Todopoderosos (grupo compuesto por el escritor Juan Gómez Jurado, el cómico Javier Cansado y el también humorista y guionista Arturo González Campos), han conseguido hablar el lenguaje cinematográfico lo suficientemente claro y sencillo para que tanto los melómanos, como los aficionados de cine ocasionales, conviertan una divertida e instructiva charla, en una fuente de conocimiento y recomendaciones . Y de entre todos ellos, es justamente Rodrigo Cortes el que consigue dar esa visión desde dentro, hablando con gran admiración de las grandes obras de todos los tiempos, así como hacer sencillas e inteligibles las partes técnicas de una profesión tan creativa como calculada al milímetro.

De hecho, él mismo se creó un nombre entre los directores más conocidos de nuestros país cuando nos sorprendió a todos dejando a Ryan Reynolds «Enterrado» durante 90 minutos en una de las películas más agobiantes y claustrofóbicas del cine actual.  Convirtió una caja de madera en un escenario perfecto para desplegar la imaginación, y de cada pequeño utensilio una vía a la que agarrarse en momentos en los que la vida y la muerte dependen de un simple mechero. Con Luces Rojas, además de firmar como director, también se puso al mando del guion, aunque en esta ocasión no consiguió cautivar con su resultado. Pero la gran decepción del director salmantino ha llegado con su último proyecto, ‘Blackwood’ . Cierto es que un proyecto de estudio con el calificativo ‘young adult‘ no es precisamente el trabajo de autor que esperamos de alguien que tiene las ideas tan claras como Rodrigo Cortés, pero pensamos que al menos su presencia en la película equilibraría la balanza. Pero no, ‘Blackwood’ ha sido una rotunda decepción, en la que el propio Rodrigo es culpable del desastre.

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Rodrigo Cortés y Uma Thurman en ‘Blackwood’

SINOPSIS EXPLICATIVA

La película comienza presentándonos a una joven problemática a la que tras echar de su instituto, aceptan en una academia femenina donde prometen enderezarla y educarla para hacer de ella una persona de provecho. Una academia en la que además Madame Duret (Uma Thurman con un terrible acento francés, todo sea dicho), es la instructora y mentora de las jovencitas. Pero lo que a primera vista parece una escuela ejemplar donde finalmente las chicas encuentren su camino, esconde en verdad un oscuro y peligrosos secreto: Madame Duret es una especie de médium capaz de enlazar el mundo de los vivos y de los muertos, y usa a las jóvenes como canales a través de los cuales los grandes artistas de otras épocas (músicos, pintores, matemáticos y escritores), traigan de nuevo su arte a este mundo. Y es que todas comparten una sensibilidad única, que les permite ser el recipiente perfecto para ser el habitáculo de los muertos.

Pero Kit (AnnaSophia Robb), después de experimentar lagunas mentales tras sus clases, extrañas visiones en los pasillos y  presenciar cómo de repente unas chicas con actitudes limitadas acaban convirtiéndose  en genios traumatizados, termina por descubrir el entramado que encierra la academia,  llamando a la policía y delatando las verdaderas intenciones de los profesores. Ante tal alarde de valentía demostrada, deciden encerrarla; pero logra escapar finalmente incendiando la academia de forma accidental. Finalmente vemos a Madame Duret poseída por sus propios demonios ardiendo en mitad del hall, mientras Serena logra escapar ayudada por el espíritu de su padre, despidiéndose finalmente de él y dando una nueva oportunidad a la vida.

Uma Thurman como Madame Duret en Blackwood

¿QUÉ TRATA DE CONTARNOS RODRIGO CORTÉS?

Desde el principio queda latente que la película se olvida completamente de cualquier drama típico adolescente, para centrarse en la parte más adulta. Y así es como nos topamos en seguida con Madame Duret y sus pretensiones, olvidando a las alumnas, a los profesores, las lecciones y la convivencia, para hacer del amor al arte el  verdadero protagonista de ‘Blackwood’. Reflexionando sobre el valor del arte, y la trascendencia de la obra por encima del artista.

‘Blackwwod’ también se ve seducida por la admiración al genio, planteándonos si la vida de unas personas vale más que las de otras, y qué es exactamente lo que le da valor a nuestra existencia. Tenemos a una chica descarriada, perdida, rebelde y con un futuro poco prometedor. Y a la vez tenemos la figura del genio, como un sufridor en vida, un alma atormentada a la que su talento le ha convertido en su propia condena. Y Madame Duret transforma el sacrificio en devoción, convirtiendo tanto a la alumna descarriada como al genio atormentado en simples instrumentos a través de los cuales se crea algo más grande, el arte.

Y como era de esperar, es justamente el final lo que sirve como conclusión para entender la lección. Con la academia ardiendo en llamas, llevándose tras de sí cada cuadro, poema o soneto que se ha compuesto tras sus paredes, mostrando como esa colección que ha supuesto el sacrificio de tantas vidas se esfuma en cuestión de minutos, quemándose y convirtiéndose en ceniza. Y dejando latente que nada en esta vida es eterno. Mientras que Kit logra sobrevivir, haciendo de su voluntad y su conexión con otras personas, en este caso su padre, su salvación. Una vida que se acabará, pero merecerá la pena el tiempo que permanezca viva, al menos para las personas que tenga a su alrededor y para ella misma, afrontando su destino a su manera.

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¿ POR QUÉ FALLA ENTONCES BLACKWOOD?

Un buen mensaje no justifica una deficiente ejecución, y aunque analizando ‘Blackwwod’ podemos llegar a reflexiones cautivadoras, el balance hace que sean los defectos los que decanten la balanza. El primer problema de ‘Blackwood’ llega con la necesidad de convertir el misterio en terror, buscando la sorpresa, el susto y el grito, incluso en una película que no necesita hacer de los fantasmas el monstruo, sino dejar que sea el talento el conflicto.

A diferencia del terror, la parte adolescente sí  debería haberse explotado más.  Al menos a la hora de crear una conexión entre las alumnas, unirlas y convertirlas en cómplices de sus miedos y temores. Sin embargo Rodrigo Cortés prescinde de presentarlas y se niega a que las conozcamos. Exceptuando a Kit, de las demás alumnas a penas sabemos el nombre; y por mucho que Madame Duret las trate como un utensilio para sus fines, la audiencia debería conectar con los personajes, mostrando algún tipo de interés por su paso en la academia.  Sin embargo permanecemos inmunes cuando las vemos primero enloquecer y luego morir poseídas por el talento.

Pero si de las alumnas no sabemos prácticamente nada, los profesores parecen decorados que vienen y van, como marionetas a las que les han lavado el cerebro, y que de repente descubren que su trabajo está cobrándose vidas inocentes a su paso. Pero si hay un profesor que opta a peor profesor del año es el joven Jules Duter ( Noah Silver), el hijo de Madame Duret. La relación romántica  entre el profesor de música y Kit está tan mal formulada, que resulta más incómoda que sugestiva. La tensión sexual no se crea, se impone, y sus primeros momentos juntos se tildarían más de acoso que de cortejo.

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Pero Blackwwod no solo falla en definición, también en su estructura interna. Dedicando demasiado tiempo a la presentación de la joven Kit, poco a la vida en la academia y precipitándose en seguida a su parte final. Explicando todo en el desenlace, en vez de ir conociendo poco a poco los secretos que esconden sus paredes. Un final que además es demasiado estrambótico, con muertes estúpidas, incendios  oportunos y una escena de Uma Thurman envuelta en llamas que mejor será olvidar cuanto antes. Aunque no es la única escena donde la película se muestra tremendamente torpe, pues recordemos aquella donde se abre el canal conectando el mundo de los vivos y de los muertos, cuando la joven protagonista y el músico fantasma tocan juntos el piano mientras Uma Thurman alza sus manos al cielo, observando como fantasmas de otras épocasbailan a su alrededor con aires de fiesta.

En definitiva, ‘Blackwood’ acaba hundiéndose en sus pretensiones. No consigue destacar su lado adulto y menos aún el adolescente. Tanto la academia, como los personajes nos dejan fríos, y acabamos esperando que Rodrigo Cortés saque una nueva película que nos quite este gusto amargo con el que hemos salido del cine en esta ocasión.

 

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La Claqueta Metálica
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