‘Una noche fuera de control’ no logra salvar la velada y no vemos el momento para que vuelva a amanecer.
Las bodas y fiestas de despedida están acaparando la comedia americana. Desde que una fresca y sorprendente ‘Resacón en las Vegas‘ nos enseñó hasta qué punto se puede descontrolar una fiesta, Hollywwod ha decidido que ahí tiene una mina de ambiente salvaje con alcohol y drogas para amenizar la jornada. Pero en una ‘Noche fuera de control‘ parece que se les ha ido de las manos la película más que la noche a sus protagonistas.
Ante la inminente boda de Jess (Scarlett Johansson) sus amigas de la universidad y otra de la infancia se reúnen para celebrar su despedida de solteras. Y por si los clichés de despedidas no fueran suficientes hasta el momento, deciden contratar a un streaper que les amenice la velada. Pero los accidentes ocurren, y una muerte imprevista tornará todos los planes de este grupo de amigas.
En ‘Una noche fuera de control‘ tienes que esperar media película de presentaciones banales y para que la trama comience. Pero cuando lo hace, se convierte en algo ridículo carente de gracia, con gags mal diseñados y sin originalidad. Bailes torpe, situaciones sacadas de contexto y relaciones de amistad planas.
Por no hablar de los personajes. Estereotipados del primero al último, y que ni el elenco actoral en el que aparece hasta la misma Demi Moore, pueden salvar. Coger a dos actrices con tanta gracia como Kate McKinnon e Ilana Glazer y conseguir que no te rías con ellas ni una vez es un auténtico sacrilegio. Ambas nos han deleitado en otras ocasiones con su humor y desparpajo; ya sea en Saturday Night Life como en Broad City. Pero el guión es tan apagado y vacío que cuesta recordar alguna broma tras salir de la proyección.
‘Una noche fuera de control’ es una propuesta poco original de un tema demasiado explotado. Y con un elenco desaprovechado que trata de no rozar lo ridículo. A su favor, comentar que tanto la fiesta, la locura, el alcohol también es cosa de mujeres y está bien que el cine nos lo recuerde de vez en cuando, cayendo así estigmas del pasado. Pero ni con eso logramos salvar una noche, en la que no vemos momento para que vuelva a amanecer.
