‘¿No es romántico?’ es una comedia desenfadada que juega con la nostalgia de los que alguna vez dijeron eso de ‘ya no se hacen comedias románticas como las de antes‘.
Chico y chica se conocen. Chica y chico se enamoran. Pero dentro de esta ecuación perfecta un handicap se interpone impidiendo que tras media hora de película los protagonistas estén juntos: secundarios que entorpecen el amor, prejuicios que se interponen a la razón o simplemente un un mal comienzo cuando uno derrama el café al otro en la camisa nueva y se convierten en enemigos repentinos. Y tras 90 minutos en los que la trama no para de girar para juntarlos y separarlos continuamente, finalmente llega el desenlace donde plasman su amor y dejan fluir todos sus sentimientos a través de un beso (o una boda si el presupuesto da para una escena más). Así fueron las comedias románticas que definieron los 90. Y así fue como metimos en nuestra casa a través de la pantalla a estrellas de la talla de Julia Roberts, Richard Gere, Meg Ryan o Matthew Mcconaughey (en su época mala) para que cada sábado noche nos enamoraran nuevamente.
Eso es precisamente lo que le sucede a Natalie (Rebel Wilson), que ha crecido con esas películas y que tras darse de bruces con la realidad y descubrir que en la vida real el amor no es tan idílico como en el cine, se ha cerrado por completo a las relaciones y por consiguiente al amor. Pero tras un accidente en el que recibe un fuerte golpe en la cabeza, despierta en un universo paralelo donde cada rincón es el escenario de una comedia romántica y cada hombre es el comienzo de una apasionada historia de amor. En medio de ese marco de ensueño en el que no acaba de encajar, se da cuenta que quizás el amor sí que exista y que además, siempre lo tuvo más cerca de lo que imaginaba.
‘¿No es romántico?’ parodia los clichés de todas las películas románticas noventeras: personajes que parecen sacados de un catálogo de moda (en especial Liam Hemsworth y Priyanka Chopra ), el amigo gay que vive para contemplar a la protagonista aconsejándola de hombres y ropa, compañeros de trabajo que la admiran y valoran por ser la persona más inteligente y resolutiva de la oficina, a excepción, claro está, de esa compañera envidiosa que le pone trabas para lucirse, convirtiendo la enemistad entre mujeres en requisito imprescindible. Pero eso no es todo, también ‘ridiculiza’ el envoltorio de ensueño que las rodea: la paleta de colores con el brillo a máxima resolución, ropa de diseño hasta para el señor que recoge la basura, la voz en off actuando de consejera matrimonial y cómo no, la música que amenaza con sonar en cualquier instante.
Quizás eso sea precisamente lo mejor de la película, la capacidad de hacer una crítica y un homenaje al mismo tiempo. Porque es evidente que la comedia romántica ha cambiado y ese amor tan endulzado e irreal que nos vendieron y que compramos con gusto en su momento ha dejado de interesar. Ya no solo encontramos actores y actrices guapos y delgados en las superproducciones de Hollywood, sino que cada vez más se apuesta por la diversidad con el fin de encontrar perfiles adecuados para los personajes a interpretar, como el caso de Rebel Wilson o Adam Devine que en los 90 hubiesen sido sustituidos por Gwitney Paltrow y Brad Pitt. Además, las comedias románticas actuales también abogan por una mayor inclusión de colectivos que antes se limitaban a ser secundarios (‘Love Simon‘ es una prueba reciente del cambio a mejor) dejando claro que hay muchos tipos de amor.
Pero a pesar de contar con una idea original y una buena combinación de reproche y admiración hacia las películas en las que se inspira, nos faltan un par de detalles que hoy si exigimos en las comedias románticas: humor y personajes femeninos más interesantes. No negamos que Rebel Wilson era sin lugar a dudas la apuesta perfecta para una comedia de este estilo, como ya ha demostrado previamente en otras producciones como ‘Pitch Pefect‘ o ‘Despedida de soltera‘, pero en esta ocasión no han sabido aprovechar todo su potencial para hacernos reír. Y esa locura y desvergüenza que esperábamos encontrarnos en la protagonista se pierde en el momento en el que vemos como la situación la supera y se convierte en una observadora a la que le cuesta tomar partido en su propia historia. Incluso la conclusión final, que parte con una revelación para Natalie, la acaban explicando mediante flashbacks, dejando claro que al público le ha costado conectar con sus inseguridades.
‘¿No es romántico?’ es una comedia desenfadada que juega con la nostalgia de los que alguna vez dijeron eso de ‘ya no se hacen comedias románticas como las de antes’ y a la vez con los que criticaban esas mismas películas. Una pena que acabe desinflándose hasta caer ella misma en los clichés de los que se ríe, como un persona que no solo tropieza dos veces con la misma piedra, sino que además la coloca intencionadamente.
