‘La tribu’ comienza mal y acaba peor. Ni comedia, ni drama, ni redención.
Pensar que Carmen Machi y Paco León son sinónimos de éxito puede incitar a que el resto de la producción se aproveche de su cartel para relajarse en los aspectos narrativos y de dirección. ¿Para qué contra una buena historia si lo que venden son las caras conocidas? Esto es precisamente lo que han debido pensar con ‘La tribu‘ viendo el resultado.
Tras un vídeo viral que le costó su trabajo, su divorcio y la risa pública, Fidel, el despiadado ex-director de recursos humanos que despidió hasta 300 personas de la fábrica de conservas en la que trabajaba, va a conocer a su madre biológica, una completa desconocida para él, por consejo de su psiquiatra. Pero tras un encuentro desafortunado decide arrojarse a un autobús para acabar con su desastrosa vida. Consigue salir vivo del accidente aunque con un traumatismo craneal que le impide recordar hasta su nombre. Su madre biológica, a la que acaba de conocer, decide llevarlo a su hogar hasta que recuerde quién es.
Que con la comedia española teníamos que andarnos con ojo ya lo sabíamos. A pesar de que no paramos de alabar producciones arriesgadas en cine y televisión, como ‘Vegüenza‘, ‘Mira lo que has hecho‘ o ‘Selfie‘; también hemos visto a otras películas caer en los chistes fáciles y burdos como en el caso de ‘Señor dame paciencia‘ o ‘Villaviciosa de al lado‘. Aunque al menos en las dos anteriores, su caricaturesca y exagerada recreación de la sociedad española consigue provocar la risa a más de uno. Risa culpable, pero al fin y al cabo risa. El problema de ‘La tribu’ es que cuesta encontrar humor entre tanto desorden de ideas, y se centra demasiado en su parte dramática, tratando hacer memorable lo ridículo, y ridículo lo memorable.
Además su guion es un conglomerado de tramas metidas a presión. Demasiados frentes abiertos que no consiguen cerrar. Hasta han querido inspirarse en hechos reales para una de sus subtramas, y recrear a ‘las mamis’ raperas de Badalona. Que por si no las conocéis, lo cual sería completamente lógico, se trata de un grupo de mujeres de mediana edad que hace unos años aparecieron bailando en un ‘talent show’, únicamente interesado en subir la audiencia con una historia ‘conmovedora’.
Hasta su crítica social se queda pobre y ambigua. Pintando a los huelguistas como holgazanes sin intenciones de buscar trabajo y explotando a sus madres o esposas tratándolas como criadas. Y luego pretende que el jefe culpable de los despidos evolucione frente al resto de los personajes que empiezan y acaban exactamente igual. Por no hablar del papel feminista completamente impostado, donde se aprecia que no saben ni de lo que hablan. Solo hay que ver la escena del ‘me pones palote’ que le dice el jefe a una empleada cuando le pide un ascenso.
‘La tribu’ comienza mal y acaba peor. Ni comedia, ni drama, ni redención. Una sintonía extraña producto de un DJ que mezcla de forma descoordinada temas que no fluyen, y a la que nos es imposible bailarle el agua.
