“ Un italiano en Noruega es una comedia divertida que logra hacer chistes tópicos, sin caer por ello en el humor pueril.»
De nuestro país vecino nos llega ‘Un italiano en Noruega’. Una comedía que nos llega tras haber batido récords de taquilla en su país de origen. La cinta nos cuenta la historia de un funcionario italiano que, tras la llegada del nuevo gobierno, ve como peligra su puesto de trabajo. Él, amante de la tranquila vida del funcionariado, hará todo lo posible para aferrarse a su puesto e impedir que rompan su hasta entonces idílica vida.
Una comedia cargada de tópicos y referencias a la cultura local, pero que sin duda podrá ser perfectamente disfrutada en nuestro país. Y es que las bromas sobre su estilo de vida que se hacen en la película, y las que hacemos nosotros mismos en nuestro día a día, son prácticamente iguales.
Es cierto que la trama puede resultar demasiado previsible, y que la historia no tiene mucha profundidad. Pero es que se trata de una película que sabe perfectamente cuál es su cometido y lo lleva a cabo. Estamos aquí para divertirnos, reír y pasar un buen rato. Y todo esto lo consigue ‘Un italiano en Noruega’.
Los chistes se suceden uno tras otro casi sin parar. Algunos con más éxito que otros, pero todos ellos contribuyendo a crear un tono divertido que nos acompañará toda la película. Con salvedad, quizás, del último tercio. En el que el ritmo de humor bajará, aunque sin llegar ni mucho menos a desaparecer, para dejar lugar al cierre de la trama.
Sin embargo este bajón no termina de enturbiar del todo la película, y sigue siendo, por encima de todo, una comedia. Algo facilona, es cierto, y a veces incluso simplona. Pero que logra cumplir con su cometido en todo momento.
No es una película memorable. No es un producto sofisticado, ni de un humor refinado. Pero es una película entretenida. Una comedia divertida que logra hacer chistes tópicos, pero sin caer por ello en el humor pueril. Al fin y al cabo, nada como reírnos un poco de nuestras costumbres.
