A pesar de su elegante envoltorio con la nieve encubriendo un misterio, Félix no consigue engancharnos tanto como parecía primera vista.
Félix es un profesor de literatura argentino, desplazado a Andorra para estar cerca de su hijo y de paso conseguir la inspiración que le ayude a escribir sus novelas. Lleva una vida sencilla y tranquila. Pero cuando un día su novia Julia desaparece, su vida se trastocará por completo en su intento de descubrir qué le ha pasado. El problema es que su búsqueda acabará por sumergirle en un mundo completamente desconocido para él, tan complicado como peligroso, donde nadie a su alrededor estará a salvo.
Sorprende que un thriller con un misterio por resolver, varios enigmas que descifrar y una desaparición sospechosa no consiga engancharnos ni mantenernos alerta ante posibles culpables. Tenía todo para dejarnos pegados al asiento, incluido su escenario con una capa de nieve envolviendo un secreto que nadie quiere que salga a la luz. Peor no, en vez de eso, acababa siendo la inercia el detonante que nos impulsa a verla hasta el final, sin la necesidad de desvelar el secreto, pero con la conciencia tranquila de no desperdiciar el tiempo.
El tono de Félix es sin duda extraño, con toques de comedia poco convencional en medio del drama, situaciones ridículas cuando más tensa está la situación y personajes extravagantes que chocan con actuaciones frías y distantes. Tratan de hacer de Félix un buenazo, simplón, del que dudas si es el amor el que le guía o su excesiva ingenuidad, lo que llega a resultar cargante en algunos momenos y extrañamente tierno en otros.
Una serie elegante en su envoltorio, pero más vacía en su fondo de lo que parecía a primera vista. Roza la corrupción, el mundo de las mafias, operaciones políticas y policiales, y acaricia levemente la capa invisible que mueve los hilos de la sociedad desde la sombra. La misma que nos convierte en simples marionetas al compás de lo que otros deciden. Pero al ser nuestro protagonista, una marioneta más, nos quedamos rascando solo la superficie, y con la impresión de que haber profundizado un poco más hubiese ayudado a ganar interés.
Con Félix, Movistar firma su segundo thriller tras La Zona. Seis capítulos de cuarenta minutos donde el amor y el interés se enfrentan marcando bandos y donde la calidad de las personas sale a la luz. Siempre es interesante ver a Cesc Gay y a Leonardo Sbaraglia trabajar juntos, en un resultado que si bien podría habernos conquistado completamente, solo logra encandilarnos ligeramente.
