Deadpool 2 no es solo una película de superhéroes, es una parodia sobre las películas de superhéroes que logra reírse de sí misma con gracia y sin complejos.
Bailando con tacones incluidos al ritmo de Celine Dion. Pidiendo disculpas a David Beckham acompañado de unos mariachis. Posando de forma erótica en carteles promocionales donde se lee en letras grandes y claras ‘del estudio que trajo 27 vestidos‘ o ‘del estudio que mató a Lobezno’. Estos son algunos ejemplos con los que Deadpool y sus publicistas, han logrado llamar la atención para promocionar la vuelta del superhéroe enmascarado, dejando claro, y sin que quepa ninguna duda, que pretende ser tan gamberra y sinvergüenza como lo fuera la primera.
Si la primera parte destacó por el tono adulto y violento, con chistes arriesgados y humor políticamente incorrecto, esta segunda entrega viene pegando fuerte, con el +18 escrito en sangre. En esta ocasión tenemos a un pre-adolescente mutante enrabietado, amenazado de muerte por Cable, un superhombre con brazo robótico que ha viajado al pasado para acabar con él y así salvar a su familia. Pero Deadpool está tan convencido en ser la figura paterna del joven, que no dudará en crear la X-Force para salvar al chico, y así lograr salvarse el mismo. O bueno, al menos intentarlo.
Insistimos en que si la primera película no os interesó lo más mínimo, olvidaros de ver la continuación. Ahora bien, si de la primera el carisma y el buen sentido del humor de Deadpool os dejó prendados, la cita en esta ocasión es de asistencia obligatoria. Porque vuelve con mucho más humor, muchas más referencias, con un aura más gamberra, además de regalarnos algunas escenas completamente surrealistas que solo nos podíamos esperar en una película así.
Su punto fuerte, como ya lo hiciera en la ocasión anterior, vuelve a ser el descaro con el que la película rompe la cuarta pared ante la cámara, y la osadía con la que parodia la cultura pop. Referencias al universo Marvel, golpes bajos al de DC, e incluso simpáticas menciones a personajes Disney. Nadie ni nada queda desprotegido de los dardos envenenados de Deadpool,
Por otra lado, su parte más floja nos llega con una historia poco trascendental y un guion simple y tontorrón. Pero no nos engañemos, ambos son totalmente secundario frente a lo que realmente importa: Deadpool, y la cantidad de frikis con los que logra juntarse en una misma película. Lo importante es ver de nuevo a Coloso y Negasonic, conocer al temible Cable, a la suertuda Dominó y al jovencísimo ‘Puños de fuego‘, además de presenciar la aparición de una ‘gran’ una sorpresa para los más fans del Universo Marvel que dejamos para desenvolver en el cine.
Deadpool 2 no es solo una película de superhéroes, es una parodia sobre las películas de superhéroes que logra reírse de sí misma con gracia y sin complejos. Y es que en la época en la que lo políticamente correcto está ganando terreno, Ryan Reynolds se pone su traje rojo y negro para hacer de lo desvergüenza una religión, de la que sin duda, ya somo fieles.
Por cierto, no os podéis perder la que sin duda es una de las mejores escena post-créditos del Universo Marvel.
