«El Círculo comienza planteándonos temas tan interesantes como actuales, pero acaba perdiéndose en su propio debate hasta desconectar por completo con el público»
Vivimos en un mundo en el que las Redes Sociales son nuestra ventana a la sociedad, donde compartir nuestra vida privada se ha convertido en un vicio, y los “me gusta” son factores influyentes en el propio estado de ánimo. Facebook se ha convertido en el curriculum del día a día, y regalamos fotos, opiniones e incluso sentimientos a personas que apenas conocemos.
Por lo que no es de extrañar que películas como «El Círculo» aparezcan en la gran pantalla para exponernos los límites de la privacidad. Emma Watson comienza a trabajar en el departamento de atención al cliente en una de las empresas de tecnología punteras en el sector. Pero lo que parece ser el trabajo de sus sueños, acabará por ocupar todo su tiempo. El círculo absorberá la propia vida de la protagonista, y se convierte enel objeto de un experimento sobre la privacidad personal y la transparencia completa.
La sinopsis nos recuerda a un capítulo digno de Black Mirror, pero el resultado se aleja mucho de la serie creada por Charlie Brooker. Con un buen comienzo donde no solo el debate de la privacidad se hace cabida, sino el de la separación del trabajo y la vida personal; la película nos hace reflexionar sobre el manejo de la tecnología y la ética que conlleva su uso. Pero a medida que se desarrolla la trama, la película comienza a caer en su propia trampa. Y deja de ser racional para dar paso a una exageración poco creíble e incluso artificial.
Los discursos, atractivos en primer momento, se vuelven repetitivos y deshumanizados. Dejas de sentir complicidad con los personajes y acabas desenganchado pro completo de la protagonista. Y cuando aparecen en el guion frases como «la privacidad no solo es egoísta, sino que ocultar las experiencias personales es un delito» te das cuenta que el hilo seha perdido. Además los personajes no están bien construidos. El personaje de Emma Watson deja de ser creíble tras la primera hora . Tom Hanks tiene un papel secundario bastante estereotipado, al más estilo Steve Jobs, y Jon Boyega tiene apariciones breves y carentes de sentido.
Aún así es entretenida y amena. No se tiñe de tono serio y el comienzo nos acerca a un mundo laboral en auge que trata de sumergir a los trabajadores como parte misma de la empresa, usando el término “circulistas” para hablar de meros esbirros del sistema. Y es que cada vez vemos más ciudades empresariales, y más gente que mataría por entrar a vivir allí.
«El Círculo» podría haberse convertido en una mirada al futuro. Una ciencia ficción tan próxima como creíble; pero acaba alejando al espectador de la propia trama. No consigue convencer en sus discursos y acaba por hacernos desconectar. En definitiva, da la impresión que con «El Círculo» no han conseguido crear una película redonda.
