Análisis ‘EUPHORIA’ de HBO: Explicación del final de la temporada 1 con spoilers


Parece que los millenials pueden al fin respirar tranquilos porque las nuevas producciones tienen el foco de mira en otra generación a la que sacar los colores. Y es que frente al futuro frustrado de los que vinieron antes, Euphoria se centra en la falta de sueños e ilusiones de la Generación Z, una nueva hornada que comienza hundida desde el principio.

Sam Levison (Assasination Nation) es el creador, director y guionista de Euphoria y viendo el resultado podemos concluir que parece haber encontrado su voz entre la población joven. A través de los ocho capítulos que forman la primera temporada observamos los devenires de un grupo de estudiantes de instituto que tienen que aprender a sobrevivir a su día a día entre drogas, enfermedades mentales, sexismo, machismo, cánones de belleza imposible, violencia y malas relaciones.

Y lo mejor de todo es que además cuenta con uno de los iconos de esa generación para hablar alto y claro, la mismísima Zendaya, dispuesta a concienciarnos de que frente a la sensación infundada por los adultos que no entienden a sus propios hijos a los que consideran caprichosos y egoístas, nos muestra una realidad mucho más cruda y realista, donde los adolescentes son víctimas de una sociedad que les pone en el punto de mira antes de tener tiempo de aprender a defenderse.

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RUE Y JULES, EL AMOR EN TIEMPOS DEL MDMA

Euphoria comienza con Rue (Zendaya) volviendo a casa tras un periodo de recuperación en una clínica de desintoxicación. Pero horas después de salir de aislamiento la vemos drogarse nuevamente, mostrando que si nada es diferente en su vida ni en sí misma ¿por qué su relación con las droga iba a cambiar lo más mínimo?

Sam Levison lo deja claro: las drogas no son el problema, sino una solución desacertada. La alternativa momentánea que usa Rue para huir de sus pensamientos. Y a sabiendas del daño que causa a su familia y el mal ejemplo que está dando a su hermana, es la única forma que encuentra para evadirse de una realidad que la ahoga poco a poco desde la muerte de su padre.

Entonces conoce a Jules (Hunter Schafer), una chica transexual con la que enseguida conecta y a la que convierte inmediatamente en su mejor amiga. De hecho, es ese el punto de inflexión por el que decide dejar las drogas de lado. Pero por su parte Jules se ve presionada por la responsabilidad que conlleva ser la única razón que aleja a Rue de sus problemas.

Jules y Rue en ‘Euphoria’ de HBO

Jules por su parte tampoco tuvo una infancia fácil. Nació con el cuerpo de un niño y fue abandonada por su madre. Una infancia complicada que a pesar de dar la impresión de haber superado, la ha convertido en una persona insegura y frágil. Por lo que continuamente trata de afirmar su feminidad acabando en la cama de hombres mayores con los que sentirse una mujer plena, pero con los que acaba sintiéndose simplemente mal. Además, aunque la relación con Rue es una alivio, en ocasiones también le supone una carga. Y si eso no fuera suficiente Nate, el abusón del instituto, se entrometerá en su camino para hacerle la vida más complicada.

EL ABANICO SEXUAL

Algo que sí diferencia enormemente esta generación de las anteriores es el amplio abanico sexual que se muestra sin tapujos y sobre todo la aceptación de que nada es blanco y negro en el amor o en el sexo. Aunque todavía hay una visible homofobia que queda presente en la serie (Nate toma a mal que se le considere homosexual y Chris no puede permitirse ser sensible), vemos cómo la relación de Jules y Rue se desarrolla de forma natural, sin necesidad de poner etiquetas o aclarar su sexualidad. Se quieren, les gusta estar juntas y no necesitan dar explicaciones a nadie. Un adelanto significativo que habría sido imposible años atrás. Además, si su relación se vuelve complicada no es en absoluto porque sean dos chicas, sino porque ambas son personas complicadas que se quieren pero no están preparadas para estar juntas.

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EUFORIA COLECTIVA

Rue es el hilo conductor de una temporada que no se detiene únicamente en ella. Sino que reserva un hueco e incuso un capítulo para el resto de secundarios. Porque quizás ella sea la única que tiene un problema serio con las drogas, pero desde luego, no es la única que se auto-destruye con sus decisiones.

Kat (Barbie Ferreira) convierte las inseguridades con su cuerpo en un bloqueo hacia las personas que la aprecian, y cuando descubre el poder de sus curvas, lo usa para sentirse deseada pero no para sentirse querida. Cassie (Sydney Sweeney) acaba enamorándose esporádicamente de cualquier chico que le preste atención para suplir el abandono de su padre. Maddye (Alexa Demie) es una chica fuerte, poderosa y segura que sin embargo es maltratada y vejada por su novio, al que no solo acaba perdonando una y otra vez, sino al que de una forma tóxica necesita y quiere. Chris (Algee Smith)  es consciente de que su sensibilidad es contraproducente con la masculinidad tóxica que triunfa entre sus iguales, además él, que siempre había sido el número uno en su instituto es un número más cuando pasa a la universidad. De nuevo la inseguridad y la insatisfacción hace que lo pague con quien menos lo merece, su novia Cassie. Y así cada uno muestra su lado más oscuro mientras aseguran que hay una mejor versión de sí mismos esperando salir del caparazón, pero, ¿y si no fuera el caso? ¿Y si ésta la mejor versión de sí mismos?

Cassie, Kat y Maddye en Euphoria de HBO

NATE, EL PODER DE UN BUEN VILLANO

Toda buena historia tiene un villano que se precie. Y Euphoria no podía ser menos. Está claro que los adolescentes son complejos y en esta etapa las emociones se viven más intensas que nunca. Además, acabar haciendo daño a las personas que tienes a tu lado, a veces de forma accidental y otras de manera premeditada, es inevitable. Pero no hay ser más despreciable y malsano en Euphoria que Nate, y nada ni nadie puede justificar sus acciones en la serie.

Nate es guapo, alto, inteligente, tiene un cuerpo escultura, es el quaterback y capitán del equipo de fútbol, tiene dinero, un buen coche y una novia preciosa. Parece que todo es ideal en su vida y sin embargo está tan frustrado y destruido por dentro como el que más. Desde que es un niño descubre que todo en su familia es una gran mentira. Su padre y a la vez su ídolo,  engaña a su madre con otros hombres y graba sus escarceo amorosos en vídeos.

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Esa violencia que ve en los vídeos sumado a la importancia de las apariencia, lleva a Nate a convertirse en un pequeño psicópata capaz de jugar con los sentimientos de Jules, destrozar la vida a un joven solo por acostarse con su exnovia o  maltratar a Maddye. Pero lo que más asusta del personaje de Nate es saber que esta actitud deleznable en el mundo  el que vivimos le ayudará a llegar donde quiera. Hasta su propio padre se asusta del monstruo que ha creado y que parece no poder controlar.

Nate y su padre en ‘Euphoria’ de HBO

EL FINAL DE EUPHORIA

Es curioso que el final de Euphoria tenga a Nate como detonante de la catástrofe. Ya hemos dicho que había destrozado la vida de más de uno y que era lo suficientemente inteligente para saber tocar la fibra sensible de los que tenía a su alrededor. Y eso es exactamente lo que hace con Rue, a la que responde tras su amenaza hundiéndola por completo. Le hace saber que Jules acabará abandonándola, que en diez años no se acordará ni de su nombre, que frente al futuro prometedor de su amiga ella no logrará salir jamás de su espiral de autodestrucción convirtiéndose en una drogadicta sin futuro.

Y lo peor es que Nate consigue lo que pretendía,  hundir a Rue, que acaba recayendo de nuevo ante una raya de droga, justo después despedir tanto a Jules como a un futuro mejor en la estación de tren.

Mientras la vemos regresar a casa recorriendo la misma calle de siempre con casas adosadas a los lados, sabemos exactamente lo que va a pasar, sabemos que se va a drogar. A partir de ahí vivimos una experiencia extrasensorial que nos mete de lleno en los pensamientos, sentimientos, preocupaciones, sueños y desilusiones de Rue. Oscila entre los momentos felices y los peores de su vida hasta llegar al subidón final que Sam Levinson  representa por todo lo alto con una banda de música incluida. Y tras ese momento desinhibido y esa ascensión tratando de huir de sus problemas entre extras con capucha, llega finalmente  la caída.

La recaída de Rue en Euphoria de HBO

Observamos cómo se derrumba de nuevo al abismo cayendo en el mismo error, mostrándonos que la segunda temporada no será un nuevo comienzo, sino la vuelta esa espiral de la que efectivamente, parece no haber salido. Una espiral que por puro masoquismo disfrutaremos viendo de nuevo.

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La Claqueta Metálica
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