Análisis ‘DRÁCULA’ de Netflix: Explicación del final con spoilers


El análisis de Drácula contiene spoilers

Netflix ha inaugurado el año añadiendo en la plataforma una nueva versión de Drácula a través de una miniserie de tres capítulos de hora y media cada uno que reescribe la novela de Bram Stoker, bebiendo del clásico pero dándole un nuevo enfoque a la historia original.

Los guionistas de Sherlock han vuelto a versionar a un personaje mítico de la literatura, otorgándole una nueva personalidad y un nuevo cometido, pero sin dejar la novela original de lado y usándola como referencia.

Tras dos primeros capítulos brillantes de terror clásico, el tercero y más arriesgado se convierte en un desaguisado lleno de ideas mal explotadas. Un enfoque valiente pero fallido que nos deja a Drácula varado en 2020, sin rumbo y sin gracia, aunque con el mismo buen porte.

CAPÍTULO 1 DE DRÁCULA: LAS REGLAS DE LA BESTIA

La serie comienza con Jonathan Harker relatando el tiempo que convivió con Drácula a Agatha VanHlesing, una monja curiosa e inquieta a la que el parece que las fuerzas oscuras le atraen más que los hábitos. Y así comienza la historia que ya conocemos, la de Jonathan viajando a Transilvania para ayudar al conde a trasladarse a Inglaterra. Pero desde el momento en el que entra en el castillo ya no podrá escapar de las garras de su huésped, y comenzará a servirle de alimento para que mientras el joven se transforme en un no muerto, Drácula recupere la fuerza y la vitalidad que le otorga la sangre fresca.

Una vez contada la historia la linea temporal regresa al presente, donde Drácula se vuelve una amenaza para Jonathan, su prometida Mina y Agatha VanHelsing. Comenzará una entretenida lucha del bien y del mal donde finalmente será Drácula el que acabe hincando el diente  llevándose el gato al agua y los lobos al convento.

La hermana Agatha VanHelsing de Drácula de Netflix

CAPÍTULO 2 DE DRÁCULA: NAVÍO SANGRIENTO

El segundo capítulo cambia de escenario y nos sitúa en el barco que transporta al conde Drácula de Transilvania a Inglaterra. Pero a diferencia de lo que veíamos en el libro, donde el conde iba dormido en su ataúd esperando la llegada a nueva tierra, aquí se convierte en uno de los pasajeros más activos de la tripulación. Y convierte el barco en un patio de juegos que también le sirve como banquete.

Así es como mientras toma pequeños tentempiés nocturnos, también se dedica a influenciar a los pasajeros y ponerlos a todos en contra de los demás por pura diversión. Un viaje a lo novela de Agatha Christie que acabará con Van Helsing sacrificándose para alejar al draculín de tierras inglesas, incendiando el barco con ella dentro y enviando a la bestia a las profundidades del mar

CAPÍTULO 3 DE DRÁCULA: LA BRÚJULA TENEBROSA

La gran sorpresa de la miniserie ha sido sin duda el tercer capítulo. Y es que frente al primero, que bebía de la novela original, y el segundo,que mantenía el mismo espíritu, el tercero ha querido innovar y ofrecer algo completamente inesperado. Pero el conjunto ha sido un desaguisado que se les ha acabado yendo de las manos.

Para sorpresa de todos la trama se trasladaba a la actualidad. El conde Drácula, que había pasado más de 100 años bajo el mar, es devuelto a la vida por un equipo de investigadores de la fundación Jonathan Harker. Pero Drácula, que se adapta con facilidad a las nuevas costumbres, logra escabullirse de sus guardianes usando la ley y a su abogado de por medio. Así es como en poco tiempo se adapta a los cambios y como un buen psicópata y trepa que es, el siglo XXI le sienta de lujo.

Aunque todo villano necesita un héroe que le frene y todavía quedan Vanhelsing en tierra que paren a la bestia. Zoe, pariente de nuestra querida monja Agatha, logra conectar con su tía abuela a través de la sangre de Drácula y encontrar finalmente un punto débil del monstruo inmortal: el miedo a la muerte.

Claes bang como Drácula en la serie de Netflix

UN NUEVO DRÁCULA

Una de las propuestas más llamativas de esta nueva versión de Drácula es precisamente eso, Drácula, el personaje encarnado por Claes Bang: ingenioso, manipulador, sanguinario, terrorífico y bastante gracioso. Siempre va un paso por delante del resto y teniendo en cuenta los poderes que le tocan por ser vampiro, se entiende su capacidad de manipulación.

Este Drácula no es el ser que recorría océanos de tiempo para encontrara a su amor verdadero. Aquí no hay romanticismo, ni Mina tiene un papel importante en el relato y Drácula tiene el corazón ocupado por su propio ego. Lo que sí comparte con el relato original es que estamos ante el mejor de los vampiros, y principalmente porque, como un buen gourmet, elige a sus víctimas a conciencia. Y no es cuestión de sabor, sino de carácter, pues cada vez que se alimenta de una nueva víctima adquiere parte de su esencia, pudiendo moldear su personalidad, su conocimiento y su intelecto a su antojo. Por eso mientras que el resto son simples bestias carroñeras, él se construye cada día.

Y ese interés por buscar a sus víctimas se manifiesta cuando conoce a Lucy. Una joven en los mejores años de su vida, vivaz y despreocupada, que no tema a nada ni nadie. Drácula se ve fascinado por ella: por primer vez alguien no solo no le teme sino que acude a él de forma voluntaria.

Lucy en verdad es una crítica social ante la frivolidad de los nuevos tiempos, mostrando cómo las prioridades han cambiado con el paso de los años y el culto a la imagen se ha vuelto más poderoso que el miedo a la muerte. Algo que vemos cuando finalmente se convierte en vampiro y sin embargo su mayor preocupación sigue siendo su aspecto.

Pero volvamos a Drácula y a esa fascinación que siente por Lucy. Para eso hay que entender primero a que teme el vampiro: a la muerte. Lucy ya he demostrado que no le teme, por lo que piensa que alimentándose de ella logrará controlar su trauma. Pero tener miedo eterno no es un buen compañero de viaje y Van Helsing logra resolver la encrucijada para vencer finalmente al vampiro.

Lucy y Drácula en la serie de Netflxi

LA VERDAD DE DRÁCULA Y EXPLICACIÓN DEL FINAL

Rechazo a las cruces, temor a los espejos, tener que ser invitado para acceder a una casa o que la luz solar te destruya por completo. Típicas reglas en todo vampiro que se precie (no cuentan los de Crepúsculo). Pero, ¿por qué? ¿Qué fuerza sobrehumana lleva a un ser tan poderoso a doblegarse ante unas restricciones incomprensibles?

La nueva serie de Netflix quiere darle un sentido a todo eso y convierte las reglas de un vampiro en las vergüenzas de Drácula: la cruz le recuerda un tiempo más noble en el qeu luchó por sus creencias, los espejos le hacen verse como el ser despreciable en el que se ha convertido, no ser invitado le recalca que no es digno y no querer salir a la luz del sol muestra cómo se esconde entre las sombra huyendo de lo que realmente es. En definitiva, Drácula siente vergüenza por ver en lo que se ha convertido al tratar de ocultarse de la muerte. Está encerrado en sus propios miedos. Y Agatha se lo muestra.

Por eso cuando descubre la verdad finalmente entiende que está más atrapado en vida que en la muerte. No necesitaba la sangre de Lucy para dejar de temer a la muerte, ni siquiera necesitaba dejar de temer a la muerte, solo necesitaba conocer la verdad para afrontar que solo estaba jugando al escondite con su destino, manchando su alma para ello.

Finalmente observamos cómo bebe de la sangre de Agatha, aún sabiendo que eso le matará,  dejándose llevar en su fantasía por ese sol abrasador que siempre ha temido y al que ahora abraza, y dejándonos como última escena un sueño plácido eterno donde héroe y villano se abrazan en su paso a la muerte.

Escena final de Drácula

Análisis escrito por «Soy Una Gafapasta»

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La Claqueta Metálica
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